Sunshine´s zombie Attack

El centro comercial estaba ya bastante lleno de vida a esas horas.  Aun así había sido una mañana extraordinariamente tranquila para un lunes.

Mientras caminaba por los largos corredores veía como iban abriendo las tiendas, alcanzaba a distinguir a los empleados a través de los aparadores de cristal, listos para empezar a recibir al incansable desfile de clientes que seguramente tendría ese día, como todos los días. Las grandes multitudes no podían evitarse en un centro comercial con cientos de tiendas.

A esas horas, por ser temprano, los pisos todavía estaban relucientes , todo el lugar tenía un agradable aroma a limpio, a aromatizante ambiental.

Los amplios corredores se iban llenando de gente, del murmullo de muchas conversaciones, y de fondo una alegre melodía que se escuchaba en los tres pisos del enorme edificio gracias a los altoparlantes.

Se acercó a la área de comida a comprar el desayuno. Había una amplia zona bien iluminada con muchas mesas con sillas dispuestas para cualquiera que las necesitara. Al rededor varias docenas de restaurantes de todos los estilos, la mayoría ya abiertos y listos para atender a los clientes.

Compró un café y una dona glaseada y se sentó a comer con toda la tranquilidad del mundo.

Poco a poco algunas mesas al rededor se fueron ocupando, el bullicio iba llenando el ambiente.

Estaba demasiado concentrado en su comida como para notar que no era el bullicio normal de siempre. Había cierto tinte de temor y confusión en las conversaciones de la gente que le rodeaba. Aun así la rutina no parecía haberse alterado de ninguna manera.  

Terminó de comer y se levantó a depositar el vaso de cartón en el basurero, y fue entonces que por fin notó al grupo de gente que estaba frente a una de las muchas pantallas digitales dispuestas para el público por todo el centro comercial.

La gente no dejaba de cuchichear mientras veían lo que parecía ser el noticiero, así que se acercó a ver de qué se trataba.

Al principio le costó entender de que hablaba el hombre en la pantalla.

¿Cubre bocas y guantes? ¿Virus? Alguna influenza quizá…

Estaba a punto de irse cuando el hombre en la pantalla soltó aquella palabra. "Zombies".
Los murmullos de la gente que le rodeaba se volvieron conversaciones en voz alta. Algunos comentaban que debía ser una broma, alguna campaña publicitaria. Otros más, con voces temblorosas y apuradas hablaban de volver a casa en ese mismo momento. De llamar a sus familiares. De ir por los niños a la escuela.

Pero no podía ser tan grave ¿No?

No tanto como para faltar al trabajo, así que todavía a paso tranquilo se dirigió a  una de las salidas del edificio, sólo para encontrarse con que estaba cerrada.

Una voz en los altoparlantes hizo el aviso:

-Debido al reciente anuncio del Ministro de Salud, el centro comercial Sunshine cierra sus puertas por tiempo inefinido hasta que la crisis haya concluido. Por favor diríjanse a la salida más cercana ordenadamente y vayan directo a casa... Vayan directo a casa, ahora.- luego la voz desapareció para ser precedida de nuevo por la música.

Casi en seguida una multitud de gente se acercó hacia la puerta, sólo para comprobar igual que él que estaba cerrada.

-Vamos a otra de las salidas-dijo alguien.
-Debe haber un guardia por aquí que tenga las llaves.-dijo otra persona.
-¿Por qué están cerrando la cortina?- preguntó un tercero, bastante preocupado al ver a través de la puerta de cristal como la cortina de hierro en el exterior iba descendiendo lentamente hasta cubrir por completo la salida.

Aquello pareció alarmarlos de verdad y aunque la mayoría trató de contenerse de caer en pánico y sólo caminar con calma hacia otra de las salidas, algunos empezaron a correr.

Entre el bullicio de la gente angustiada y descontenta, y los agudos tonos de la melodía en los altoparlantes era difícil distinguir que a lo lejos alguien estaba gritando con todas sus fuerzas.

Spoiler:

Libre/ Cerca de los baños


Le gustaba poner incienso en la entrada de su tienda de té, y había una muy buen lugar de inciensos y aceites en el centro comercial. Por eso estaba ahí esa mañana.

Se había levantado muy temprano ese día para salir a la calle y no había visto las noticias, ni hablado con nadie que pudiera contarle ningún rumor.

Si acaso, lo único que hubiera podido anticiparle un poco de lo que realmente estaba pasando en la ciudad era el hecho de que los últimos días casi no había tenido clientes en su tienda.

Una mala semana, había pensado, sin imaginarse que tan mala iba ser realmente.

Estaba todavía escogiendo los inciensos cuando escuchó el anunció por los altavoces sobre que el centro comercial iba a cerrar. Y antes del mediodía. Le preguntó a la cajera de la tienda de inciensos que era lo que pasaba, pero ella no tenía idea y parecía completamente confundida por el anuncio.

Jin pagó las compras y antes de dirigirse a la salida, como veía que la mayoría de las personas estaban haciendo, pensó en ir al baño, en dónde al pasar por la puerta un hombre que iba saliendo con mucha prisa chocó con él, y luego fue tambaleándose por el pasillo.

Jin había alcanzado a ver los ojos afiebrados del hombre, y supuso que debía estar enfermo.

Se ocupó de lo suyo en el baño, no más de cinco minutos, y cuando salió vio a una multitud de gente corriendo hacia el lado opuesto de la salida.

Corrían. Asustados.

Jin se quedó a un lado, pegado a la pared, viéndolos pasar. Y un poco más allá venía el hombre con el que se había topado en la puerta del baño. Y la camisa que unos minutos atrás le había visto perfectamente blanca a aquel hombre ahora estaba teñida de rojo. Desde el cuello hasta la cintura, y había rojo en su rostro también, como si le escurriera de la boca.

¿Eso era sangre?