Mala suerte:. ~ Evento Ice Scream

Sus ojos se abrieron por la sorpresa, sus labios temblaron cuando intentó pronunciar palabra alguna. Su expresión era presa del terror y el desconcierto… no entendía nada de lo que sucedía, pero sabía que no era nada bueno.
Chasqueó los labios y no tardó en ocultarse bajo la mesa donde antes había estado leyendo la fortuna a uno de sus clientes.

La alarma que retumbaba por la ciudad, los gritos que se extendían junto con la niebla, incluso aun bajo aquellas circunstancias deseo ser capaz de correr hacia la entrada y cerrar la puerta creyendo que de esa forma estaría seguro, algo parecido a meterse bajo la manta y saberse seguro de los monstruos dentro del closet.

Tembló.
Se arrastró en el suelo hasta poder asomarse por debajo de la cortina y así ver con más claridad lo que pasaba, ahora creía que la fachada occidental no era la más correcta, las ventanas le permiten observar con detalle la necesidad de las personas por huir, algunas las observó caer y perderse entre la densidad de aquel manto.
Tragó saliva con nerviosismo…


—Querido cliente, creo que los malos días que le pronostique llegan desde hoy— Buscó al chico de larga cabellera roja y parche sobre su rostro al que había hecho pasar a la tras tienda.
Era una muy mala broma, pero no era muy bueno en cosas que parecen más un mal sueño.


— Creo que le será difícil volver a su hogar… ¿Conoce el significado de esa alarma?
Suena como si anunciara el fin del mundo...— Sus palabras parecían escapar tan rápido que le era imposible hablar con claridad, pero realmente estaba tan asustado que su pensamiento se había bloqueado.

A lo mejor estaba confundiendo lo que era una tienda de antigüedades con una de segunda mano.

Cuando entró a aquella tienda pensó que ahí podía encontrar algo que fuera un buen regalo, bonito pero no muy costoso, ya que sería algo viejo y probablemente usado por alguien más.

Pero luego de curiosear un poco ahí dentro le pareció que para ser cosas viejas los precios eran elevados, y se habría ido a seguir su búsqueda en otra tienda de no ser porque el encargado le ofreció hacer una lectura de su fortuna.

Realmente esperaba que no fuera más que un charlatán cuando comenzó a decir que le esperaban días malos y tiempos difíciles.

Pero el sonido de la sirena de alarma que llegó hasta ellos desde el exterior tampoco auguraba nada bueno.
Había volteado hacia la puerta unos segundos cuando se empezaron a escuchar los gritos, y cuando volvió a girarse hacia el encargado lo encontró arrastrándose por el piso.

-¿Qué haces?-preguntó yendo tras él hacia la ventana y asomándose también bajo la cortina -¿Por qué hay niebla? Estuvo soleado todo el día.

Lo que le resultaba más alarmante de momento era la actitud del encargado. No podía ser para tanto ¿No?
Aunque a juzgar por la manera en se veía a la gente correr por las calles a lo mejor si había razones para preocuparse.

-No tengo idea, quizá la llegada de un tifón…-dijo yendo hacia la puerta para abrirla y asomarse. Al instante de hacerlo del exterior entró un frío intenso, y las luces vacilaron como si fueran llamas de vela que fueron extinguidas con una exhalación –Sólo veo niebla…-comentó comenzando a sentirse realmente nervioso -¡Hola! ¡Señor espere! ¿Me puede decir por qué suena la alarma?- le preguntó a una figura que vio pasar al otro lado de la calle, pero como respuesta recibió un extraño y profundo gruñido que le hizo sentir que se le erizaba la piel de la nuca. Cerró la puerta de un portazo y se tiró en el suelo junto al otro- Creo que algo raro está pasando… Tú eres el que predijo cosas malas ¿No puedes hacer otra lectura y así saber qué está pasando? ¿¡Qué sabes que me estás ocultando!?

Rodó la mirada hacia su invitado, aunque él estaba mucho más preocupado a causa del sonido y los ruidos humanos y tal vez no tan humanos.
Se había llevado una mano a la sien y la otra se encogió ligeramente sobre su pecho, casi como si buscara protegerse de lo desconocido... Ahora recuerda, había escuchado que una frase sobre ello, aunque a su memoria no viene exactamente las palabras usadas.

"El hombre teme a lo desconocido"
¿Era así?
Pues justo afuera pasa ese tal "desconocido"
Se alarma cuando se da cuenta que el hombre junto a él había ido a la puerta.
Y en un estúpido y mal intento levanta la mano susurrando apenas un —Ey tu...—
Escalofríos y luego un carraspeo de su parte para que su voz no tiembla cuando las luces parecen parpadear en un intento de asustarle más... No era un cobarde, no claro que no, el temblor en él lo decía todo.

De algún modo se había arrastrado hasta estar junto a la entrada, aunque lo que quería era desaparecer justo en ese momento, se deslizó sobre la puerta y como si de algo sirviera; Puso el seguro.

—No te estoy ocultando nada! Solo no soy bueno con la oscuridad, la niebla, los ruidos fuertes y los gritos—¿Quien lo seria?


—Entiendo, tal vez pueda hacer algo—
Y chasqueo los dedos, concentrándose en traer a él un espejo, algunas veces usaba tal objeto para espiar al mundo, aunque sólo servía a una cierta distancia alrededor de él... Le gustaba ver el exterior sin tener que salir de la tienda, no lo usaba para nada malo.

—¿Eh?— Pero cuando espero que apareciera, solo el sonido del chasquido había quedado en el aire, una vez más repitió el ruido, dos, tres, siete veces hasta que una borrosa imagen se formó frente a él...
El espejo apenas y se mostró, más como una imagen derretida, una mancha de pintura fuera del lienzo y antes de caer al suelo simplemente desapareció.

—¡¿Que mierda?!—Soltó sobresaltado, Sirius no era específicamente del tipo que usaba un vocabulario vulgar, pero no entendía qué había pasado como sus poderes.



—Esto, esto nunca había sucedido...—Fue presa del pánico, chasqueando los dedos tantas veces lo logro antes de sentirnos lastimados... Algo nuevo, algo que había olvidado.

—¡¿Pero qué diablos está sucediendo?!—Soltó un chillido cuando se levantaba del suelo y caminaba por la tienda ignorando por primera vez todo lo que le rodeaba.

Contaba con desaparecer de ahí gracias a sus poderes, pero ahora no hay nada.

—¡¿Qué está pasando?!—Al fin se digno a ver a su compañero y abrió la puerta señalando el exterior.

—¿Qué te parece si vas a revisar? No te cobraré la anterior lectura si haces eso por mi— Incluso le sonrió de forma forzada como si aquello fuera algo de lo más simple.

Lo poco que había alcanzado a ver en el exterior lo convenció de que el dueño de la tienda hacia lo correcto al cerrar la puerta con seguro. Él también se sintió más tranquilo luego de que lo hiciera.

-La oscuridad no es tan mala.-murmuró. Tampoco lo eran la niebla, o los ruidos fuertes o los gritos. Aunque ya todos juntos estaban resultando ser un poquito espeluznantes.

Sin embargo se sintió bastante esperanzado cuando el dueño de la tienda aceptó hacer otra lectura para averiguar lo que pasaba.

-Eso, muy bien, hazlo, hazlo.-soltó, algo ansioso y luego el otro se puso a chasquear los dedos una y otra vez. Arlock se quedó esperando a que con eso pasara algo mágico  de pronto, cualquier cosa a esas alturas, pero nada pasó.

-¿Qué? ¿Para qué haces eso? ¡No está pasando nada! ¡Que dejes de chasquear los dedos!- lo único que estaba logrando era ponerle más nervioso al ver la expresión de pánico en la cara del otro.

-¡Oye!-se levantó del piso y empezó a seguirlo por la tienda, pero el dueño no parecía estar escuchándolo. Arlock, también al borde de la histeria lo tomó de un brazo y lo sacudió.  -¡Ya! ¡Cálmate! ¡No sé qué demonios pasa! ¿¡Y qué te pasa a ti!? ¡Deja de mover los dedos ya!... ¿Qué?- se quedó mirando hacia la puerta que el otro había abierto de pronto. -¡No! Es tu tienda, sal a revisar tú, por la seguridad de tu cliente. Además creí que las lecturas eran gratis.-dijo frotándose suavemente la palma de una de sus manos. -¿Qué tal si me dices si ves algo más aquí? Algo cómo que debería hacer ahora. O si voy a seguir vivo mañana.-levantó esa misma mano hacia el otro para que la viera pero al segundo siguiente se cayó al suelo. Sentía que algo le jalaba la pierna, algo largo que entraba por la puerta entre abierta y se le había enredado alrededor de la bota, aunque en la oscuridad no alcanzaba a distinguir que era.

-¿Qué- Qué es? ¿¡Qué es eso!? ¡Cierra, cierra yaaa!- gritaba, jalando su pierna con todas las fuerzas que tenía para tratar de liberarla, pero sintiendo que estaba perdiendo la batalla.