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Mensaje por Masato Hijirikawa Mar Abr 21, 2015 10:22 pm


Año 20██
¡Bienvenido a Kyuushu, cuna de la más alta y más egoísta tecnología!



He aquí nuestra actualidad, la tecnología nos ha arrastrado lentamente a un maravilloso futuro. Las maquinas son parte de nosotros día con día, desde las más simples como una pantalla en la pared como un pequeño androide que administra los hogares; aunque pareciera que la tecnología de esta isla es sólo para las más altas clases sociales, no dudes que puedes hallar algo a tu alcance. A pesar de ello; las costumbres entre los seres que habitan esta tierra no han cambiado mucho y no han permitido que el mundo que vienen conociendo desde viejos años cambie completamente.
Las fachas de las casas parecen aun simples y tradicionales, es cierto que hay algunos edificios que parecen venir de otra época, pero más que nada sobresalen y se mantienen casi en todo los hogares, y los locales, otros edificios que parecen ser sacados de la época Edo. Tenemos también los templos que no han caído y se mantienen festejando sus festivales cada temporada, y por supuesto nuestros naturales paisajes para los más desapegados a la sociedad.

Japón es la cuna de la tecnología en estos años, aquí comienzan las ideas y pronto todo el mundo parece querer adoptarlas, los habitantes suelen ser personas curiosas, científicas naturalmente y también ambiciosas. Gracias a esto, los ojos curiosos de la humanidad se han puesto cada vez más fijos sobre el pequeño país del Sol naciente, no, mejor dicho sobre la aún más pequeña e insignificante isla al sur llamada: Kyuushu. Es aquí el centro de todo lo que conlleva nuestra historia y donde la popularidad de nuestro aclamado científico Gin entro para salvar a esta pequeña comunidad, en el fondo las personas no saben que Gin no deseaba el bien de la humanidad ni una cura para la soledad, era un ser humano egoísta como todos y deseaba poder poseer algo de su creación a su antojo. Sin embargo, gracias a él esta isla parece prosperar casi por cuenta propia; en contraparte, tristemente eso ha hecho que el nombre del lugar este de boca en boca, creándose desde los rumores más enfermos y extraños como los más comunes que parecen ser olvidados al día siguiente.

La paz en Kyuushu no es más que una fachada, una dulce ilusión, esta no podría durar por siempre y que se vaya quebrando lentamente se hace evidente aunque la mayoría de los habitantes quita negarlo. Los androides han puesto a Japón, no sólo como el aparente teatro que desearon construirse los humanos con sus más magníficos seres capaces de representar incluso a un Dios, sin fallo alguno en su sistema, como los más grandiosos mecanismos de amor llamados: Pets Gold, claro, son sin demasiado costosos y muy exclusivos pero ejemplifican perfectamente cómo van avanzando; y por supuesto, también como una perfecta amenaza y con ello nos encontramos con los actuales gobiernos que desean poner sus manos sobre la tecnología empleada y que pronto; parece mejorar gracias a la intervención del científico Barnaby Brooks jr.
El miedo de que estos androides sean usados durante alguna batalla o como principal arma; ha creado algunas discusiones dentro del parlamento de los países unidos. Dentro de tantos seres egoístas y caprichosos que abarcan el denominado grupo de “amos” dentro de Kyuushu, también ha surgido  actualmente la pelea de algunos porque estas inteligencias artificiales, que lentamente se convierten en humanas, tengan algún tipo de derecho; estas propuestas están más cerradas en el gobierno Japonés, aunque ha llamado la atención a varias personas de derechos humanos de diferentes países, por lo que es necesario destacar lo que ha comenzado a inquietar a otros altos dueños del mundo.

Para los ojos que contemplan el paso en que evoluciona la historia, el público extranjero y también el interno de Kyuushu, la idea original al crear a estos seres de compañía era completamente indefensa y con el deseo de que se vieran ayudando a los humanos que las tenían como parejas de toda una vida, pero las cosas han avanzado, o se han comenzado a descubrir lentamente, mucho después de la muerte del creador. El mundo es corrupto, los humanos demasiado ególatras con deseosos de convertirse en el Dios que les “creo” con una imagen y semejanza, desea poseer todo lo que hay en la naturaleza y todo lo que lentamente su inteligencia va creando.
Pero Kyuushu no sólo es habitado por los nativos, por los androides tan famosos y por alguno que otro extranjero que se vio encantado por su paisaje y ese extraño ambiente que parece balancearse rítmicamente entre la tecnología y lo tradicional; los seres sobrenaturales, de quienes comienza a tenerse más conocimiento o tal vez se han cansados de mantenerse ocultos, parecen simplemente mantener el gusto por reír a costa de la simpleza de los deseos humanos, se divierten de ver la convivencia de los seres humanos con sus creaciones.

Toda la escena se va distorsionando…

La prefectura de Ōita comienza a ensuciarse desde su interior, lentamente pierde los ideales originales y les entrega el poder que deseaban los humanos. Siempre los ha habido, los que sólo desean solo vivir en paz con sus androides, y a la par, aunque un poco más discretos, los que los utilizan como herramientas por diversión propia. Bajo fachadas inocentes, aun bajo el suelo por donde los niños corren felizmente en la prefectura de Fukuoka, en un día común y tranquilo en su ambiente, un grupo que visualizó a estas “dulces mascotas” con un diferente potencial; ha comenzado a expandirse: Cuadriláteros clandestinos, zonas de peleas donde los robots se ven obligados a pelear y otros solo buscan dinero para poder seguir existiendo. Las maquinas han comenzado a volverse el espectáculo más brutal, peleando hasta que el último de sus circuitos les es funcional todo por las apuestas y la diversión de aquellos que son superiores, para gente sin escrúpulos que puede mandar a su antojo y los espectadores que no tienen la más mínima sensibilidad. Su fácil acceso por mar le ha hecho famoso para aquellos amantes de las apuestas que vienen de diferentes países puedan acceder sin problemas y ser llevados a uno de tantos lugares donde la “campana esta por sonar”; pero deben de recordar siempre el llevar dinero si quieren mejores espectáculos y por supuesto más diversión.

Pero no solo tenemos este suceso que aún sólo corre entre voces a los que son más de confianza. En la prefectura de Nagasaki, junto al barrio chino y en disputa con la zona cristiana que invade Japón, justo en su centro y como si no fuese nada del otro mundo, algo que incluso pasa desapercibido para los mismos habitantes y otros prefieren hacerse los ciegos al pasar: Un imponente edificio negro se levanta, sin ventanas, sin ningún punto ciego que deje a alguna mirada curiosa encontrarse con la gloria y el Edén que se arma en su interior. Empero el rumor recorre los labios de las personas, los ojos de algunos curiosos habitantes discretamente y con temor voltean a ver si logran encontrar la veracidad del asunto. ¿El rumor? Muy sencillo y a la vez bastante aterrador, un grupo yakuza que desea instalarse para expulsar a los que desean invadir su país y obtener las maravillas tecnológicas de este.

¿Qué hay del resto de las prefecturas? No lo dudes, todas ellas tienen sus secretos, sólo ellos los conocerás solo si te atreves a indagar un poco más en la isla de Kyuushu.

A pesar de que las nubes de una tormenta comienzan a aparecer, el paisaje se torna nublado y un poco más ensombrecido, los días en la isla parecen continuar con el deseo de seguir tranquilos y normales, lentos, o tal vez demasiado rápidos como para darte cuenta de que estás ya dentro de sus pecados.

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