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Mensaje por Reiji Sakamaki Jue Mar 19, 2015 3:31 pm

_ Señor Sakamaki, el chofer ya llegó a recogerle. _
Ante aquel llamado aparto su vista de la ventana que había en su oficina, desde ella se podía ver una gran parte Kyushu, acomodo sus anteojos en un pequeño movimiento de su dedo índice sobre el puente de su nariz. Se encamino los pasos necesarios hasta tomar su abrigo y su maleta tan pulcramente ya esperando por el en su escritorio. — Gracias, por hoy acabo el trabajo. — La joven rubia asintió a sus palabras y solamente pudo contemplar aquella espalda de su jefe al salir de la oficina. Ella se sentía intimidada cuando veía a sus ojos, así que no lo hacía, soltó un gran suspiro de alivio al verle irse.

Reiji subió en el auto clásico, un mustang de color negro, y el hombre encargado de llevarle, como una máquina, realizó una reverencia al verle acercarse a él. — Iremos a un lugar diferente, conduce a la Defective’s Shop. Ya sabes dónde es. — Simplemente, el joven conductor susurro un audible y respetable: “Sí, señor.” Pero no le miro a los ojos tampoco, al parecer todos sus empleados tenían miedo de ver esos dos rubís enmarcados por finas pestañas. Sakamaki entro en la parte trasera y dejo al hombre hacer su trabajo, dejo el portafolio a un lado de él sobre el asiento.

Ciertamente era bastante tarde cuando Sakamaki arribo al mercado negro, checó su reloj y comprobó que apenas si llegaba con una hora de tiempo antes de que cerraran la tienda. El horario de Sakamaki era así, la mayoría de sus labores eran en la noche o la tarde. El conductor le abrió la puerta y le dejo pasar. — Espera aquí, vuelvo en unos minutos. — Sin más, el vampiro entro abriendo la puerta y provocando que una campanilla de aviso sonara; la cual, Reiji detesto por que no toleraba los sonidos agudos. Se encamino al mostrador con un paso firme y elegante, y ciertamente tétrico.
No sabía si su conocido de antaño, Abdiel Wilmer, y dueño de ese establecimiento le recibiría pero de todos modos no era como que deseara o le importara verlo, no más. Simplemente estaba ahí para recoger algo suyo, algo que ya declaraba suyo. Días antes, Reiji había ido a la oficina de Wilmer para claramente hacer un negocio que nada tenía que ver con pets, sin embargo, de manera muy egocéntrica Wilmer le mostró de modo breve y rápido aquellas instalaciones. Tal vez Wilmer buscaba el que Reiji se interesara en algo más que no fuera en él, porque aunque pesara admitirlo, el vampiro se había obsesionado con él, y eso fue lo que paso. Sakamaki miro a una liebre, aun a una distancia lejana, y quedo encantado por aquel ojo tan hipnótico. La liebre no necesito ni siquiera de hablarle, así que era probable que no le hubiera ni notado, Reiji se embriago del extraño aroma que rodeaba a “Lavi” y pidió que fuera reservado para él. A lo que, claro, Abdiel quedo encantado.

Se detuvo a un espacio considerable del mostrador, no le sonrió al encargado en ese momento pero sí se mostró lo suficientemente decente para dar un saludo. — Buenos días. — Reiji acostumbraba a decir “Buenos días” cuando era de noche, y “Buenas noches” cuando era de día. — Vine a pagar y recoger a un pet. — Le afirmó en voz ligeramente autoritaria y segura. Sacó una ficha y se la extendió para mostrar de a que pet se refería. — Y ya traigo el monto conmigo. — No tardo en pasar el dinero en efectivo, luego de dejar la ficha sobre el mostrador.


Nombre: Lavi
Número de Identificación: #229
Ficha del Pet: https://pets-world.forosactivos.net/t10466-we-live-a-dying-dream

Y esperó a que el vendedor hiciera lo que viera pertinente para cerrar la compra.

Reiji Sakamaki
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Mensaje por Masato Hijirikawa Jue Mar 26, 2015 6:38 pm

— R-reiji… — El idol se quedó pasmado ante el reconocer a su nuevo cliente, el sólo oír su voz y ver sus ojos hacía que se estremeciera y no de una manera grata. Tardo varios segundos en captar que era lo que el vampiro había ido a hacer a aquel local de pets defectuosos, la verdad es que sintió unas tremendas ganas de echarse a correr, no, mejor de lanzarse encima de él para reclamar y pelear por los maltratos que había hecho hacia Wilmer; porque para Masato, nadie, le sacaría de la idea de que Abdiel había sido inocente y tentado por la enferma mente del contrario. Se había aprovechado muy bien ese tiempo que estuvo apartado del dueño del local pero eso no volvería a pasar. — Buenas tardes, Sakamaki-san. — Bien, él sabía ser profesional, le saludo cortésmente a pesar de que en su voz había un palpable tono de irritación por su presencia.

El contrario le notó pero no pareció tener muchas ganas de hablar con él puesto que fue directo al asunto, y apenas una fugaz sonrisa de medio labio se torció en su boca. Masato intento hacer como que no había visto aquello, simplemente dirigió sus orbes a contemplar y tomar el papel que le enseñaba sobre el mostrador. — ¿Lavi? — La verdad, es que sintió pena de que un pet tan pequeño fuera adquirido por un enfermo como el vampiro; pero si refutaba algo era probable que Wilmer se enfadara y que claro el contrario peleara porque después de todo se dio cuenta que ya lo había apartado.

Tomó el dinero y comenzó a contarlo frente al contrario, era la cantidad exacta para pagar la liebre. Se volteó hacia el monitor para poder teclear sobre el viejo ordenador, marcar al pet como ya una mercancía vendida. — Sakamaki-san. — Guardo todo el dinero una vez que acabo el conteo y supo que estaba bien. Se apartó del monitor y le dirigió una seria mirada. — Este es un pet muy delicado ¿Lo sabes? — Tal vez se metería en problemas pero él simplemente no se podría callar. — ¿No deberías haber adquirido algo más fuerte para ti? No sé qué cosas extrañas es lo que desees hacerle pero creo que deberías recapacitar tu compra. — No podía ocultarlo, estaba temeroso de lo que Reiji planeara con esa pequeña liebre. Se quedó en silencio por varios segundos en los que esperaba que el contrario dijera algo, de ser posible que desistiera de llevarse a Lavi. — ¿No deseas algo más para ti o más específico? — Inquirió repitiendo de cierta manera lo de antes aun si ya Reiji estaba seguro, quería reafirmar para continuar con aquella compra.
Masato Hijirikawa
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Mensaje por Reiji Sakamaki Vie Abr 17, 2015 12:27 am

— ¿Hmm? — El vampiro alzó su mirada para toparse con el rostro confundido del vendedor, no era que no se hubiera dado cuenta de su presencia o más bien, no era que no lo hubiera reconocido, simplemente se dio el gusto de ignorarlo por un rato. Desde que se dio ese encuentro entre ambos, Reiji pudo percatarse de su aroma; dulce y asqueroso para él, lo odiaba, odiaba esa perfecta imagen que había en el idol Hijirikawa, sólo para darse importancia no se dignó en ningún momento a verle más fija o detenidamente, no hasta que su hermosa y lastimera voz, para Sakamaki, llegó a sus oídos e inundo su mente con desagradables recuerdos. — Masato, no te esperaba ver aquí. ¿Quieres arruinarle el negocio a Wilmer con la presencia de un famoso en este lugar o la tuya propia? — Inquirió, su voz pesada se arrastró con burla por aquella duda que se atrevió a dar.

Una sonrisa torcida se delineo en sus labios, acarició con digna demencia su gesto y sus cejas se alzaron para hacer eso mucho más notorio que antes; sus orbes se afilaron sobre la figura del japonés tradicional. La prepotencia en sus ojos se hizo evidente, lo miraba como lo que era, Hijirikawa era menos para él. Sólo por fingir un poco de atención en la charla del contrario, no hablo sino hasta después. Respiro hondo llenándose los pulmones de aire que no necesitaba, un suspiro hondo y hastiado. — ¿Quién crees que eres para cuestionar las decisiones del cliente? — Negó de modo un poco suave. — Más bien, ¿siquiera recuerdas cuál es tu lugar en el mundo? Yo pienso que no es así, Masato, no eres nadie para hacerme sugerencias idiotas. — Soltó una risa ladina y evidentemente divertida para él. — No te atrevas nunca más, escucha bien, a meterte en mis asuntos o desearas tener una muerte prematura. — El tono de su voz fue tétrico, si, Sakamaki no se sentía ni un poco avergonzado de atreverse a soltar tal amenaza al contrario. Simplemente el vampiro lo detestaba.

Se aseguró de que el contrario se encargara de tener el dinero ya bien contado. —Oh, sí. — Le llamó levemente sólo un instante tomándose la molestia de finalmente atender a sus palabras. — Está es una transacción especial entre Wilmer, tu “jefe”, y yo. — Se encargo de resaltar la palabra “jefe” para dar una obvia doble interpretación, él tenía el conocimiento de que ellos tenían una relación más que laboral y aparentar que no lo sabía era algo que simplemente no le interesaba. — Sin embargo, ahora que has cuestionado con tanta insistencia. — Llevo una mano a sus labios como tanteando la textura sólo para hacer un aparente ademán de que estaba pensando seriamente en las propuestas del contrario. — Sí hay algo más que deseo o que necesito. Y eso claramente es que te apures y vayas por mi pet. —

Se cruzó de brazos y sin desear esperar más alguna otra estúpida sugerencia o alguna absurda queja de parte del contrario fue hacia lo que Abdiel le había indicado que era la sala de esperas para los clientes, en la visita pasada, por lo que no necesito más indicaciones de parte del contrario, y la verdad es que esa exquisita voz ya le había provocado nauseas.
Una vez que entró, acomodó sus gafas en un pequeño tic al mover sus dedos sobre el puente de su nariz, miro el alrededor de aquella sala; donde había una decoración bastante pobre y algo antigua, casi centrado había un enorme sillón, más otros dos más pequeños, Reiji tomó asiento en uno deseando que Hijirikawa dejara de tontear y se apurara.


Última edición por Reiji Sakamaki el Jue Mayo 07, 2015 4:44 pm, editado 1 vez
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Mensaje por Masato Hijirikawa Jue Abr 23, 2015 3:17 pm

El idol no pudo evitar el pasar un pequeño trago de saliva por su garganta que en ese momento se mostró renuente y bloqueada para efectuar dicha acción. Aunque lucho mucho por sostener la mirada del contrario, al final no logro mantener ese tonto juego de mostrarse tan altanero como el vampiro, terminó por desviar esta hacia abajo. El mostrador parecía más interesante en ese momento. La verdad es que Hijirikawa se vio tentado y se apresuró a idear las mejores respuestas a todas las palabras del mayor, pero aquello simplemente no salió de sus labios y no era que estuviera aceptando todo lo que le decía como una verdad irrefutable, es que le tenía miedo y no debería. Las cosas entre ellos tres pasaron hacía bastante tiempo, debía de olvidarlo y volver a hacerse poseedor de su valentía para encararlo, sin embargo, aún no lo lograba. — Es una lástima que está no sea una tienda para vender almas nuevas, se ve que lo necesitas, Reiji. — Sus dedos tamborilearon delatando sus ligeros nervios sobre los papeles que había ya reorganizado y reposaban en el mostrador. No tardo en tomarlo y comenzar a andar hacia el lugar donde los pets estaban residiendo.

Masato camino por el pasillo de la trastienda que se mostraba ligeramente estrecho hasta llegar a una especie de bodega muy grande y muy bien escondida en esa fachada de tienda común y corriente. Sus ojos se detuvieron sobre la figura de la liebre y ciertamente sus pasos de quedaron estáticos a un espacio considerable para que el pet aún no notara su presencia. Apretó los dedos sobre su ropa. ¿En que estaba pensando Wilmer? Vender a un pet tan delicado en apariencia y mentalidad a un enfermo como Reiji Sakamaki. Respiro hondo, sólo para darse valor en lo que haría. Hijirikawa no se sentía ni un poco cómodo de vender pets, no con unos amos tan enfermos e irresponsables como los que iban al mercado negro, si estuviera seguro de que ellos tendrían una mejor vida al salir de la tienda entonces Masato haría su trabajo gustoso. Empero la verdad es que se sentía más que culpable.

Termino por acercarse a la liebre de cabellos naranjas y se hinco para poder verle desde una altura adecuada al hablar de frente. — Buena tarde, Lavi. — El pequeño Pet de cristal tenía el fallo del apagado por lo que era puesto a hacer labores como sacudir polvo o acomodar cosas dentro de la “bodega” mientras los otros se mantenían desactivados. — Has sido adquidiro. — Masato no pudo ni sonreírle porque sabía que el amo de Lavi no era en nada bueno. — Vamos, debes de empacar tus cosas para que te vayas. — Se reincorporo, miró al pet desde su lugar antes de girar sobre sus talones y comenzar a andar hacia lo que eran las “habitaciones” de los pets. De lo poco que recordaba de la pequeña liebre es que tenía ya una historia y es probable que, aunque escasas, tuvieran algunas pertenencias que quisiera recoger.

Hijirikawa se ofreció el ayudarle a cargar dichas cosas, aunque fueran pocas lo que menos quería es que el pet se llevara una mala impresión de la tienda; el recuerdo de un gesto amable sería muy bueno. Lo condujo de regreso por el mismo pasillo que llevaba a la trastienda y luego de ahí a una puerta diferente, la cual se hallaba cerrada. — Bien, Lavi, es detrás de esta puerta que está la persona que te adquirió. — Le observo de reojo un momento. — Cuídate mucho, ¿sí? — El idol se hincó unos breves segundos al tiempo que dejaba las cosas en el piso, estaba seguro de que nadie en la tienda sabría más que él de ese gesto compasivo y paternal que tuvo con un pet. Hasta los otros cuidadores lo juzgaban por ser tan benevolente con las máquinas. Sacó de su pantalón una pequeña tarjeta y se la entregó a la liebre, dicha tarjeta tenía su número móvil y nombre, aunque era probable que no olvidara su nombre por su gran memoria. — Sí llegas a tener problemas con Sakamaki-san, no dudes en llamarme. ¿De acuerdo? — Susurro antes de levantarse de nuevo, cargando las cosas y decidiéndose finalmente a abrir la puerta.

Detrás de ella el impaciente cliente esperaba. — Lamento la demora, aquí está Lavi. — Anunció y se adentró dejando las cosas en uno de los pequeños sillones y realizando una reverencia comenzó a andar no sin antes darle un apretón en el hombro a Lavi a modo de un gesto para darle ánimos. En silencio se retiró de dicho lugar dejando a ambos solos al cerrar la puerta.
{ Pet Avisado. }
Masato Hijirikawa
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Mensaje por Invitado Jue Mayo 07, 2015 1:21 pm

Uno, dos, tres… con estos se cumplen veinte nuevos llegados —mencionó anotando los números de series de cada caja en el registro correspondiente, desde hacía algunos meses había sido llevado a la tienda Defective por un par de encargados y un científico a cargo de la tienda central, explicaron la situación y la razón por la cuál saldría más caro el desconectar al pequeño pet, los crystal eran ciertamente algo extraordinario, y al ser orgánicos en partes equivalentes a la mecánica, era simplemente impensable el desmantelarlos, la ética tocaba un punto sensible  cuando se trataba de ellos. Desde su llegada a esa nueva tienda se había acostumbrado a hacer lo que considerara como “ayuda” gracias a su memoria había dividido a los pet en la bodega por orden de numeración, eso facilitaría las cosas para los vendedores, de vez en cuando limpiaba la recepción y las habitaciones con las que contaba el recinto, ladeó un poco la cabeza mientras encendía el pequeño radio que había encontrado en una de las tantas cajas de embalaje que se encontraban en ese lugar, otro pet con un problema similar al suyo le había enseñado a grabar las canciones, algo sencillo, presionó los botones correctos y la música no se hizo esperar, sin esperarlo comenzó a cantar con voz algo pausada, mucho más suave y contrastante con la de aquel enérgico cantante—. I can tell you why people go insane, i can show you how you could do the same, i can tell you why the end will never come 1 —Su intento de canción se detuvo cuando unos pasos anunciaron que pronto tendría visita, apagó el radio y permaneció inmóvil observando hacia la puerta.

No se había esperado ver a Masato Hijirikawa, conocía su nombre, claro que sí, las personas allí solían hablar sobre él y el actual propietario de la tienda, los rumores eran muchos y por supuesto que no olvidaba ninguno, inclinó un poco su cabeza—. Buenas tardes, Hijirikawa-san —le saludó sin retirar su mirada de él, no se había esperado su siguiente oración, en realidad nunca había considerado el tener una vida fuera de la tienda, no le emocionaba completamente aunque debía admitir que la curiosidad estaba causando efecto—. Entiendo —musitó siguiéndole muy de cerca, no tenía demasiadas pertenencias, algunos libros que guardaba en su memoria y un par de prendas, su habitación era compartida con otros dos pets, a los que no le hablaba demasiado, ellos tampoco parecían muy interesados en socializar, uno era bastante retraído aunque su aspecto dictase lo contrario, el otro  era un joven muy extraño, al menos desde su perspectiva, solía cantar y observar alguna fotografía que guardaba de manera recelosa. Empacó lo que le pertenecía en un bolso algo desgastado del cierre, aunque pretendía sujetarlo por la correa cuando notó que el humano se adelantaba a sus movimientos, no dijo nada al respecto y sólo le siguió en la trayectoria, la conocía a la perfección, a veces seguía a los encargados cuando se realizaba una compra, su curiosidad le instigaba a que averiguase lo que en aquella habitación ocurría.

Detuvo su andar y alzó la mirada para observar al contrario, no pudo evitar sonreír sincero ante aquel gesto, era realmente extraño, los seres humanos aunque le molestaban, eran sencillamente fascinante—. Hijirikawa-san, es realmente un hombre gentil, ya lo memoricé, si la llevo conmigo es probable que usted tenga problemas con aquel hombre ¿Verdad? Usted le conoce, es por eso que me advierte, quiero darle las gracias por su amabilidad, por pensar en mi bien e incluso arriesgarse por ello. También agradezca a Wilmer-san, por aceptarme aquí y por dejar que leyese los periódicos y revistas que llegaban a su nombre —habló con su voz aguda inclinando un poco la cabeza mientras sujetaba la bufanda para que no cayese, le entregó la tarjeta de regreso.

Ingreso en la sala observando de reojo al vendedor, cerró su ojo cuando sintió aquel firme gesto en su hombro, lo había sentido como una triste despedida, aunque ambos no se conocían, lo había visto andar por la tienda, pero los otros  trabajadores inclusive aquellos pets con los que compartían defecto, se apresuraban a rodearlo, escuchó de alguien que el humano era un cantante. Soltó un suspiro cuando finalmente la puerta se cerró dejándole junto a un extraño—. Buenas tardes, señor. Mi nombre es Lavi —fue su presentación, en realidad no sabía qué más decir, el peliazul no le había dado información alguna sobre aquel que se proclamaría como su amo. Su mirada recorrió la figura ajena, reparando en dos detalles que le causaron impresión; como estaba sentado, tal vez un poco rígido allí, lo segundo eran sus anteojos, le gustaban aquellos accesorios aunque claro, no en él, no tenía problemas visuales así que no los necesitaba ¿Qué pasaría ahora? Todo dependía del extraño, de lo que dijese y claro, habían procesos que cumplir, no es que ansiara nada, sólo había visto aquella escena tantas veces, pero no sabía qué decir o hacer.

Frotó su muñeca izquierda con ansiedad, y por un momento se sintió confuso, porque había recordado a  Edgar, el hombre que no había conocido pero para el que fue creado, todo su carácter, la forma en la que no podía asimilar las emociones, todo era por su especificación, sin embargo aquel  sujeto de gafas había decidido comprarle ¿Por qué? Definitivamente no sería una buena compañía, gustaba del silencio y el estar a solas, y las dudas no dejaban de rondar en su mente. Permaneció de pie, esperando que el otro dijese algo mientras jugaba con los números de contacto  del vendedor, los sumaba, restaba, dividía e inclusive les otorgaba letras para formar anagramas con ellas.

1. Puedo decirte por qué la gente se vuelve loca, puedo mostrarte como puedes hacer lo mismo. Puedo decirte por qué el final nunca vendrá. Audioslave -  Shadow on the sun


Última edición por Lavi el Miér Mayo 27, 2015 10:33 am, editado 1 vez
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Mensaje por Reiji Sakamaki Vie Mayo 08, 2015 1:44 am

Sakamaki cruzó con elegancia su pierna izquierda sobre la derecha, suspiró hondamente al entrelazar sus dedos, sus manos se habían colocado sobre su rodilla más elevada a causa de esa postura. Sus orbes de tono rubí se cerraron para relajar su gesto en uno neutral, no quería verse tan severo aún pero cierto es que aquello era totalmente difícil. Las gafas resbalaron sutilmente del puente de su nariz, sin embargo no fue aquello lo suficiente como para hacerles caer de su cara; tenía el rostro sutilmente agachado en espera de que los dos aparecieran por la puerta, para su creciente impaciencia y mal humor desde que Masato se había atrevido a dirigirle la palabra de tal manera, estos estaban comenzando a tardar más de lo deseado. Sus labios formaron una muy fina línea recta al presionarse uno con el otro, y frunció el ceño sin evitarlo, al final no había podido llegar siquiera a mostrarse tranquilo.

Deshizo su postura y miro hacia la puerta delante de él, a varios pasos de su posición actual, no demoro demasiado en buscar el verificar la hora que ya era, es decir, el tiempo que había transcurrido desde que Masato se había por Lavi hasta ahora. Gruñó bajamente. Lo único que le faltaba era que tomara su tiempo, y no contuvo algún pensamiento paranoico; ¿Qué pasaba si Masato tenía la grandiosa idea de dejar fugarse a Lavi? Eso jamás lo iba a perdonar. Pero claro que no iba a pasar, Masato no era tan idiota de exponer su relación con Wilmer sólo por un pet; eso fue lo que le hizo calmarse al menos un mínimo.

— Hmm. — Una de sus cejas se arqueó cuando percibió los pasos en el pasillo hacia su dirección, aquello era muy fácil para él porque la mayoría de sus sentidos estaban agudos. Torció una diminuta sonrisa sobre sus labios ante el hecho que iba a ocurrir, finalmente iba a poder encontrarse libremente con él. No lo iba a admitir pero se sintió aliviado de ver aparecer a ambos, todas sus dudas creadas por su retorcida mente desaparecieron.

Durante los siguientes minutos, Sakamaki, ignoro por completo al vendedor; cuando este se dedicaba a dejar las cosas de la liebre en un sitio en específico. Cuando toco su hombro no se sintió muy feliz, pero eso pasó desapercibido, toda su atención estaba en la pequeña liebre. Se mantuvo en un semblante serio que hasta rayaba en lo molesto, amargado, cómo siempre solía mostrarse con la mayoría de las personas. Espero a que la puerta se cerrara detrás de la liebre; al fin, podía hablar sin que tuviera que soportar a metiches inoportunos. Levanto una mano e hizo una seña de negación hacia la presentación del pet. — Yo sé quién eres, pero que te hayas tomado la molestia me hace notar que tienes buenos modales y eso es agradable. — Se levantó del asiento y no tardo en caminar hacia el contrario. Para cuando llegó enfrente tuvo que agachar levemente su rostro puesto que la diferencia de estaturas era bastante evidente. Le mostró una ligera, casi desapercibida, mueca de superioridad. — El que debe de presentarse soy yo. —

Se hinco con sutilezas y en un movimiento firme a la vez que elegante, como la mayoría de sus acciones. Retiro el guante blanco que cubría su mano y no tardo en extenderla hacia el pet, a muestra de un saludo más cordial. — Mi nombre es Reiji Sakamaki. Ya que apenas nos estamos conociendo, me gustaría que por mientras te mantuvieras al marguen al llamarme: Sakamaki. — Y eso sonó a una muy obvia orden de su parte. — ¿No tienes problemas, verdad? Lavi. — Claro que esa cuestión fue bien usada para encubrir el tono de su demanda de minutos anteriores. Espero a que la liebre tomara su mano para darle un pequeño apretón y completar su presentación.

Apenas si mantuvo contacto con los orbes ajenos por escasos minutos, quizás unos tres, sus ojos detrás de los cristales parecieron querer penetrar más allá de lo que pudiera estar pasando por la cabeza de Lavi, pero al terminar ese lapso de tiempo, bastante corto, se levantó y dejó de sostener la mano de la liebre. Recoloco su guante y camino directamente a donde el tonto vendedor había dejado las pertenencias de su pet, las tomó sin pedir permiso y no era un gesto de amabilidad aunque podía tomarse como uno. — Llevaré tus cosas, Lavi. — Esto tampoco fue como si estuviera avisando, simplemente aclaraba su acción.

— Afuera de la tienda hay un automóvil esperándonos y nos llevara a mi casa. — Aún no camino puesto que quería esperar a que la liebre se familiarizara un lo suficiente con su presencia antes de salir de la tienda. — Tengo un par de reglas para ti, Lavi, así que presta atención. — Seguía parado frente a él, aun sosteniendo el ligero equipaje del contrario; aun con ese gesto que le daba el aspecto de ser un hombre estricto. — Primero, tienes prohibido interactuar con alguien que no sea yo. — Pauso para dejar que el Pet captara la norma. — Debes respetarme y obedecerme, eso es más que obvio. — Claro, después de todo le iba a sacar de ese mugrero, era lógico que exigiera algo así; al menos él lo creía. — Serás castigado, como yo crea pertinente si es que considero que has fallado. Significa que los castigos van a variar de tono dependiendo de tu mal comportamiento y claro, una queja a mi sistema implicará un castigo mayor. — Esta vez permitió que la liebre pudiera contemplar la sonrisa torcida y pervertida que se formó en sus labios ante la simple idea de castigarlo. — Acepta el modo en que yo te eduque a partir de ahora y todo estará bien. — Sin más se giró tres cuartos sobre su lugar para indicar la siguiente acción. — Eso es todo, salgamos de aquí. — Con un pequeño movimiento de su cabeza indico al menor que caminara delante de él.

Y eso era todo lo que tenía más que hacer en ese mercado, no pensaba besarlo; no quería que captara su ADN ni que creciera como los Pets de Crystal deberían de hacer. No iba a expresar el motivo por el que no quería esto, simplemente le placía no hacerlo aún. Y si lo cuestionaba, simplemente sería honesto o no respondería, dependiendo de su humor.
”Sí lo beso ahora, la cacería podría perder el encanto debido…”
Reiji Sakamaki
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Mensaje por Invitado Miér Mayo 27, 2015 11:26 am

Permaneció en silencio, a la espera de aquel protocolo que debía llevarse cuando alguien desconocido, dejaba de serlo, recordaba todos los pasos a seguir gracias a un libro que enseñaba las reglas básicas para ser parte de la sociedad evitando ciertos contratiempos; y aunque estaba en desacuerdo con bastantes de las normativas aún así las realizaba porque para conocer a alguien la mejor forma era caer en gracia, muy lejos estaba de ser aquella representación que pareció satisfacer al contrario. Le observó expectante de lo que fuese a hacer «Tu nombre, quiero saber tu nombre ¿Qué edad tienes? ¿A qué te dedicas? ¿Por qué escoger a un pet?» pensó en todos aquellos cuestionamientos mientras le veía inclinarse lo suficiente como para que su mirada captase la suya. Los gestos realizados por el ajeno le  parecían curiosos, ¿Qué querría hacer saber con ellos? Aproximó su mano para alcanzar la contraria, era grande en su comparación, un tanto pálida, también algo fría cuando finalmente presionó sutil en un saludo que no correspondía a su idiosincrasia, quiso reír ante el hecho de aquella diferencia tan distintiva entre los tamaños de ambas manos, las suyas eran pequeñas, dedos largos y finos según su perspectiva, pero que parecían diminutos en ese instante—. Sakamaki ¿Sin honorifico? —Consultó apartando su mano «¿Qué es lo peligroso en ti? ¿Por qué fui advertido?» Su mente estaba confusa por las palabras del idol que en ese momento emergieron en su cabeza de verdad le pareció sincera la preocupación de Hijirikawa, pero ¿Era correcta? Es decir ¿No era sólo por alguna mala experiencia?

Al salir de sus cuestionamientos notó que el otro sostenía su bolso para luego avisarle al respecto ¿Para qué le decía si ya había hecho lo que quería? «Qué  raro» igual de curioso era que no se moviese de su lugar, permanecía sosteniendo su bolso, tal vez meditaba sobre algo en  particular ¿Era común la compra de pets? Suponía que sí por el índice de ventas, pero comenzaba a notar que Sakamaki no era como el común de los clientes que asistían a la tienda, jóvenes animosos u hombres mayores que parecían ansiosos por pets de aspecto joven, él era más bien como la escasa clientela de aspecto un tanto solemne, seguro perteneciente a una familia “tradicional” conocía de ese tipo de familias por las novelas que había leído, un manga también había sido bastante instructivo al respecto, pero no estaba muy seguro de la veracidad de esa información.

Intentó no divagar mientras el mayor explicaba aquellas normas que de pronto le parecían importantes. Estaba en desacuerdo con cada una ¿Qué clase de castigo? ¿Y por qué parecía desear un error por su parte? Ya que no confirmó si se encontraba de acuerdo con la normativa omitió decir algo al respecto, aunque en una forma malsana le causaba curiosidad por conocer aquellos “castigos” después de todo debía conocer para aprender, ya fuese un error o no ¿Qué podría ser tan terrible? Tal vez aquella mueca en los labios ajenos, el tono de su voz al referirse a la penalización. ¡Ah! Realmente quería probar y conocer muchas situaciones, a pesar de que su instinto le dijese que era mejor correr en dirección contraria a Sakamaki, un pet no tenía derecho a escoger si estaba de acuerdo o no con una compra, eso no era comercial y probablemente causaría un retroceso en las compras, algunos “amos” se veían en apariencia  como seres “normales” personas estables  que ansiaban compañía, otros, realmente lograban que se  cuestionara el proceso del mundo, habían otros que parecían sacados de alguna historia de mal gusto, solían escoger a pets de aspecto inocente, lo sabía porque conocía el registro  de cada pet en la tienda, de vez en cuando abría las cajas para evitar que insectos irrumpieran o por simple curiosidad.

¿Debía buscar una oportunidad para comentarle sobre su descontento? Porque si él vivía con más personas obviamente quería conocerles y eso significaba interacturar con ellos, incluso con el personal—. Quisiera hacerle un par de preguntas… hay algo que no me ha quedado claro, Sakamaki —Habló esperando que su voz fuese lo suficientemente audible para el contrario, tal vez era mejor tratar eso en otro sitio, no había pasado desapercibido para él la forma en que el idol y Sakamaki se habían mirado, el rictus tenso en los labios del de anteojos, la presión en su hombro cuando Hijirikawa se despidió dejándole un último aliento.

Una nueva duda surgió en su mente ¿Sería castigado o  abandonado en caso de dar a conocer su disgusto por las normas antes dadas? ¿Sería tan drástico? Ladeó un poco la cabeza dejando que sus cabellos descoloridos cubrieran la parte diestra de su rostro en totalidad, acomodó la bufanda sobre sus hombros y caminó tal cómo el otro le indicó aunque aún estaba algo confuso. Empujó la puerta de entrada con ambas manos ya que le parecía un poco pesada, de reojo observó al mayor, antes de atreverse a salir, la luminosidad le resultó molesta pero no tardó en acostumbrarse, dio un par de pasos fuera de la tienda, la brisa era fresca, sacudía sutilmente sus cabellos, agitándolos en los costados, era todo muy diferente fuera del recinto. Estaba totalmente prohibido para él el salir de la tienda, y cuando se ofrecía a barrer las afueras uno de los encargados le observaba para vigilar que no huyese o que algún desconocido se le aproximara, y escenas como esa sí se presentaron, personas que le ofrecían algún dulce, mujeres que acariciaban su cabeza o masajeaban sus mejillas.

Se volteó para encarar a Sakamaki, la forma en que sus cabellos resaltaban con la luz y el porte con el que caminaba, la forma en que le miraba y como el color oscuro de sus ropas hacían que su piel destacara—. ¿Por qué no me besó? —Preguntó con curiosidad, sin apartar su vista de la figura ajena.
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Mensaje por Reiji Sakamaki Sáb Jun 27, 2015 12:10 am


Apenas si realizó un ligero movimiento con su cabeza, una sutil negación a la primera duda que le daba la pequeña liebre; para aclarar que era lo que negaba, abrió sus ojos puesto que un momento los había cerrado, y sus labios soltaron un suspiro antes de atreverse a hablar.  — No, sin honoríficos. No los veo muy necesarios. — Realizó una pausa meditando si era la decisión correcta o si había dicho las cosas de manera adecuada. — Ya que viviremos juntos, Lavi, creo que esas cosas quedan de lado al final. — Añadió, sin haber apartado en ningún momento su mirada escarlata sobre el pet. Le estaba comenzando a gustar el contemplar a detalle y por tiempo excesivo al menor. Esa apariencia entre frágil y tierna le daban unas terribles ansias, le tentaban demasiado, al punto de que tuvo que aferrarse el mismo a sus brazos; habiéndolos cruzado sobre su pecho, para amortiguar toda sensación tras ese agarre tosco en él mismo.

— ¿O es que deseas usarlos? Lavi. — Claro que tampoco se objetaría de ser de esa manera, hasta puede que le tomará el gusto al final. Y es que obviamente, mientras él quedara como un superior para los ojos de a liebre entonces no habría quejas por su parte. El vampiro deseaba lograr que su nueva adquisición fuera dependiente de él en cada sentido, le gustaba cuando el mundo giraba en torno a él; el mundo de Reiji, retorcido por su demencia y extraño carácter era algo a lo que no muchos estaban dispuestos a adentrarse, como por ejemplo, el idol que había ido a entregar a Lavi, más a fuerza que porque pudiera confiarle el cuidado de tan delicado pet. — Porque de ser de ese modo, creo que es bastante obvio que sería: “Sakamaki-sama”. Pero como he dicho antes, eso no es necesario. — Por otro lado, y regresando al tema principal en la mente de Reiji, lo que deseaba era que el contrario le tuviera la confianza necesaria como para no irse de casa o escaparse en el traslado hacia su casa en ese justo momento.

Creyó conveniente dejar que la liebre se moviera un poco a su antojo, aunque no pudo evitar el esbozar una sonrisa lasciva ante la imagen del pequeño empujando la puerta con sus dos manos; era una escena bastante graciosa pero más a él le parecía perfecta porque delataba la debilidad que aún poseía ese cuerpo, y al cual sería muy de utilidad para manejarlo a su antojo. No tardo mucho en seguirle y como estaba más grande que él, además de haber estado más cercano a la puerta trasera, pronto le dio alcance y salió para colocarse a un lado del pet. — Adelante, Lavi. — Sin problemas iba a dejar que el menor hablara. En cierta manera aquello le servía a él mismo para también familiarizarse con la voz del pequeño, y es que aunque no lo admitiera estaba algo solo, así que los primeros días de convivencia serían inusuales incluso para él.

Fingidamente arqueó una ceja para expresar un gesto de incredulidad por su última duda, empero esto no era más que una fachada inicial, tampoco era como si fuera importante esconderlo, ya que en realidad, desde que no realizó la acción de besarle, sabía que el pet tendría interés en saber su motivo. Se pensó varias maneras en como contestarle, no sabía si ser tan directo que pareciera desvergonzado o mentir, cualquier forma le causaba gracia. — Creo que es bastante notoria la razón por la que no lo he hecho, Lavi. — Sin molestia alguna por ser cuestionado encaro al menor, cerró sus ojos un momento solamente para acomodar sus lentes al pasar sus dedos por el puente de su nariz y empujar. — Espero que no creas que te he venido a comprar porque deseaba un amor tan empalagoso como el de los humanos. Definitivamente ese no es mi estilo. — Cuando volvió a abrir sus ojos color rubí, esbozó una sonrisa torcida en una ligera demencia y superioridad hacia el contrario. — Simplemente no deseo que te enamores, eso es aburrido. — Movió su cabeza para enfatizar su negación, elegantemente y camino hasta acortar distancia entre ambos.
— Me gusta más llevar una “cacería”, en eso que todos llaman encantar a una persona. — Se inclinó levemente hasta verle de frente sin que el otro tuviera que mantener su rostro alzado. — Además, aún te falta aprender mucho sobre mí. Voy a moldearte para que me satisfagas por completo. — Aunque esto último fue un susurro solamente para el pet, no dudo ni un poco en acompañar sus palabras con un perfecto tono de perversión en ellas.

— Allá está el auto. — Alzó una mano, para que su dedo índice, señalara detrás de la liebre, a varios pasos de ellos puesto que estaban aún cercanos a la puerta trasera. — Vamos. — Como si no hubiera dicho nada de lo anterior volvió a reincorporarse y paso de largo al menor, al menos hasta quedar un par de pasos delante.  Volvió a su expresión naturalmente seria, avanzando a la par del pet termino por abrirle la puerta de la parte trasera. — Adelante, Lavi. — Y en ese momento el conductor bajaba para tomar la maleta de Lavi y guardarla en la cajuela no sin antes hacer una reverencia a ambos, aunque no miro mucho al pet.
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Mensaje por Invitado Lun Ago 10, 2015 3:30 pm

Confundido, sí, así estaba en ese instante, sin saber qué creer respecto al hombre que le había adquirido, fue esa situación lo que le hizo pensar ¿Qué hubiese sucedido si fuese él como el resto de los pets? Probablemente se encontraría adorando a ese sujeto cuyas intenciones no eran inocentes, y eso no le importaba pues tenía claro el destino de los pets, sobre todo los de su categoría, estaban irremediablemente atados a sus amos, porque los necesitaban para desarrollarse, y así enseñar su verdadero potencial, pero entonces lo dicho por el contrario sólo logró dejar sus pensamientos en un estado caótico, ¿Entonces qué? ¿Qué iba a hacer? Sin un ADN no tenía forma de progresar, se quedaría con aquella apariencia aniñada por más tiempo del que queríaㅡ. ¿Amor? No, no creo que sea el amor algo que logre que un ser compre a otro, eso es deseo y lujuria ㅡ¿Por qué si no alguien querría un pet que necesita del sexo? No era tan ingenuo como su apariencia dictaba, había visto cosas en aquella tienda, sabía lo básico del proceso de reproducción y aunque eso no había llamado por completo su atención, sí tomó nota mental respecto a ciertos puntos que le parecieron extraños.

¿Hmm? Disculpe pero dijo “un amor tan empalagoso como el de los humanos” Eso sin duda significa que no lo es, eso es obvio, pero entonces ¿Qué es usted? ㅡTampoco desconocía que en el mundo existían diferentes especies, los había estudiado y aunque no estaba seguro de que la información fuese fehaciente, se maravilló con cada espécimen que  estudióㅡ. ¿Qué edad tiene? ¿A qué se dedica? ㅡEse era sólo una muestra de las dudas que surgían en la mente del pet, ignorando la mala intención de las palabras del  contrario, continuó sólo pensando en todos los cuestionamientos que no dejaban de brotarㅡ.¿Es enamorarse algo aburrido? Me parece una invención perversa, pero es más adecuado para los amos que exista aquello, la rebelión nunca es bien recibida pero supongo que usted no se preocupa por eso ¿Verdad? ㅡLe parecía que el otro esperaba alguna falta en contra sus normas, ¿Cómo se llamaba a esas personas?

Tenía tantos cuestionamientos, pero sabía que no llegarían a nada en ese momento, se volteó para observar con interés el lugar que había sido su hogar, la incertidumbre era la responsable de aquella nostalgia que de repente sintió al contemplar la tienda. No tenía nada más que decir o hacer,no estaba en sus manos  el poder hacer algo algo para evitar su partidaㅡ. No estoy seguro de poder complacerle, ni siquiera estoy seguro de que podamos entendernos, es usted una persona bastante curiosa al igual que sus palabras, “cacería” “moldear” Tiene razón, estoy recién conociéndolo y aunque es pronto para decirlo, tengo la seguridad de que ambos no podremos comprendernos fácilmente, sin embargo me esforzaré en descubrir cómo es usted realmente ㅡeso aunque llegase arrepentirse luego de su propia decisión, porque realmente pensaba que ese sería su mayor descuido. Algo que había descubierto en estos pocos minutos de conocer a Sakamaki era que sus movimientos parecían un tanto irreales, tan cuidadoso y elegante, eso no podría negarlo, le observó por un instante mientras señalaba la ubicación de alguna cosaㅡ. ¿Uh? Ya voy ㅡmencionó volteando para ver la tienda por última vez.

Se aproximó al automóvil con clara curiosidad por aquel vehículo, ¿De qué modelo sería? No tenía demasiados conocimientos sobre automóviles por lo que le pareció una cuestión interesante. Cuando pudo ver el interior no pudo evitar abrir la boca un poco por la sorpresa, nunca antes se había subido a un coche como aquel, se apreciaba bastante cómodo, antes de ingresar dirigió su mirada hacia el conductor que acomodaba su bolso en la parte traseraㅡ. Buenas tardes, mi nombre es Lavi ㅡsaludó inclinando un poco su cabeza en dirección del chófer, deliberadamente había desobedecido la orden de  Sakamaki, pero es que le pareció de mal gusto sólo ignorar al hombre que ahora le observaba un tanto perplejo. Alzó la mirada en dirección al ajeno antes de caminar nuevamente a su lugar e ingresar finalmente en el automóvil, tal cómo lo había idealizado el asiento era cómodo y confortable.

Ahora estaba en un predicamento, esa había sido la primera cosa que el contrario le había dicho, que estaba prohibido interactuar con otro que no fuese él, pero si meditaba bien sus palabras, era obvio que tarde o temprano fallaría, Sakamaki se había mostrado bastante entusiasmado ante la idea de un error por su parte así que por ello asumió que sin importar cuán bien se comportara nunca podría satisfacer la normativa de aquel hombre, y bien, ya había caído en un incumplimientoㅡ. Es de mala educación no saludar o agradecer a alguien que hace algo por uno, no veo por qué interactuar con otros es un problema en lo absoluto ㅡhabló de manera tranquila mientras observaba al ajeno volteando un poco su cabeza, ya que el parche aún se encontraba en su lugar su visión estaba limitada a su parte izquierdaㅡ. ¿Iremos a su casa? Uhm por cierto ¿Qué es lo que usted considera un castigo? ㅡSí, no pudo callar aquella duda que brotó espontánea de su boca, tal vez estaría cometiendo un fallo al preguntarle pero Lavi se veía impulsado por su curiosidad, su ansia de conocimiento y el interés que le provocaba aquel hombre.

Porque había que ser ciego para no notar que Sakamaki Reiji era un hombre muy extraño, curioso y poseedor de aquella apariencia etérea, ¿Por qué? ¿Por qué le había comprado? Una y otra vez esa pregunta se aparecía en su mente, pero simplemente lo calló debido a la sensación de incomodidad que sentía. Así que simplemente permaneció en silencio, presionando sus labios con fuerza mientras sin darse cuenta frotaba su muñeca izquierda con insistencia, incluso ignoró el dolor producido por la fricción.
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Mensaje por Reiji Sakamaki Lun Oct 05, 2015 4:33 pm


La sonrisa torcida se había mantenido coronando sus labios, soltó una especie de suspiro como si se diera cuenta de algo, era seguro que su pequeño e indefenso pet no era tan idiota como había supuesto desde el principio; pero claro que esto no causo decepción alguna en Reiji, es más, juraría que se sintió excitado de saber qué otras cosas le diría la pequeña liebre. — Veo que eres mejor que la mayoría de tus “hermanos”. — Entrecomillo la última palabra con evidente burla en ella, y en verdad no estaba teniendo vergüenza de hablar tal cual lo pensara, en su mayoría. ¿Por qué la habría de tener? Él siempre había sido de esa manera desde que tenía uso de razón, tal vez hubiera sido menos perverso cuando niño o tal vez no, pero no era como si le importara. Sí sabía que estaba “mal de la cabeza”, era algo que simplemente le tenía sin cuidado. — Me alegra mucho que en verdad sepas la razón de tu existencia, Lavi. Pensé que eras sólo una cara bonita. — Y sí, ¿por qué negarlo? No sólo le gustaba el aroma de la liebre, sino que le gustaba su apariencia; le hacía esto un ser quizás un tanto superficial, pero de entre tanto ser que había visto últimamente, sin dudas, el pet era el que más le llamaba la atención. — Jamás he considerado que haya amor para alguien como yo… pero para un pet, lo veo sumamente difícil. — ¿Cruel? Él no se creía así. — Haremos un experimento, veremos si puedes enamorarte de mí sin que haya implantado mi ADN en ti. ¡Oh! — Se detuvo como si repensara las cosas que había dicho. — ¿No te parece divertido poner a prueba tu sistema? — Sí era sincero consigo mismo, la verdad es que no se le había ocurrido eso hasta hacía unos segundos.

Diversión, capricho, deseo. No importaba la razón por la que hubiera comprado a ese pequeño pet, la verdad es que tal vez en el fondo ninguna de esas era tan fuerte como el hecho de pensar en romper con la soledad de su alma. Tener a alguien esperando por ti, y no precisamente de modo romántico, alguien que sin importar como seas; que tan poco cuerdo estés, esté ahí… eso era lo que deseaba. — Soy un vampiro. — Respondió sin problemas, como si esto no tuviera una importante revelación para ambos; o a él no le parecía de este modo. — ¿Tienes demasiada curiosidad, verdad? Lavi. — Sino hubiera leído su raza podría suponer, de manera un tanto cliché, que era un gato. — Tengo 40 años y soy empresario. — Aunque respondió sin problemas, esto era lo único que se iba a dignar a decir de sí mismo por ahora. Quizás no estaba acostumbrado a que la gente supiera tantas cosas sobre su persona. — Del modo en que lo hacen los pets es aburrido. — Soltó sin remordimiento alguno. — Aunque si te soy sincero, ni yo mismo me he enamorado. — Y esto, estaba seguro que era verdad, lo único que si aceptaba es que llegó a sentirse obsesionado por Wilmer Abdiel y seguro que era este el motivo por el que no toleraba a Hijirikawa Masato. — Pero como bien has dicho, para mí no es problema si tú eres un “rebelde”. — Desde su punto de vista todo estaba a su favor, después de todo esos pets eran construidos de manera egoísta para que siempre complacieran al amo, y estaba seguro de algo, jamás iba a dejar a Lavi huir de él.

Ladeo un poco su cabeza ante aquellas palabras del contrario, pensaba que la liebre había tenido muy mala impresión de él pero esto no le representaba un problema. — No te preocupes por cosas como esas, Lavi. No importa cuando tardemos en comprendernos, porque lo que debes de entender es que estarás conmigo demasiado tiempo. — ¿Una amenaza? No estuvo seguro si era bueno soltarlo tan pronto pero lo hizo, porque después de todo era la verdad sobre sus planes con el pet de Crystal. No iba a dejar que él se fuera de su lado. Cerró la puerta del local con cierta brusquedad, en verdad detestaba al dueño, y esperaba no tener que volver en un buen tiempo aunque ya suponía que no pasaría esto… quería hacerse, internamente esa tonta ilusión.

El hombre miro fugazmente al pet, tan pequeño, y aunque quiso responder a sus palabras ver la silueta de su amo detrás de ese tierno ser le hizo repensarse en estas y termino por ignorar al menor, como si no hubiera hablado. Lo último que quería era que Sakamaki le tomara como un peligro para su presa, porque además estaba seguro que ser despedido sería lo bueno de ser tomado como un enemigo. — Y él se llama conductor. — Soltó con evidente burla a sus palabras, aun si se mantenía con su gesto serio que había adquirido desde que salió de aquella tienda. — Te dije que no debes interactuar con nadie más que conmigo. ¿Y por qué? — Le tomó del brazo un poco tosco, aprovechando que la puerta de la parte trasera estaba abierta, y su conductor ya había vuelto a su puesto tras el volante. — Porque eres mío, y porque toda tu existencia debe ser dependiente de mí. — Le advirtió al momento que de manera poco delicada le obligaba a entrar al auto y seguido él, cerró la puerta tras su subida y solamente miro al hombre por el espejo retrovisor, coloco los seguros del auto y comenzó a andar.

— Iremos a casa. — No le había soltado, no tenía porque contenerse porque él era el amo; incluso de ese hombre que les llevaba a casa. — ¿Me desobedeciste entonces porque deseabas saber que sería un castigo? — Volvió su atención al contrario. La ventanilla de su auto se cerró, separó la parte delantera de la trasera, como sucedería en las limosinas comunes. — Lavi, dije que es depende de mí consideración. Y para que recuerdes que eres sólo mío… — Arqueó sus dejas y torció una sonrisa en un gesto poco racional cuando tomaba sus muñecas, apretaba con las suyas propias y de forma por supuesto no suave. Le atrajo a su cuerpo con la misma brusquedad y fuerza con que le presionaba y mordió esa curiosa bufanda que portaba, la desarreglo para poder tener acceso a su cuello; el cual no dudo en atacar con una mordida mucho más fuerte, tan fuerte que provoco que aquello que era la aparente sangre del pet saliera a modo de un discreto chorro. Sin embargo sólo succiono un poco de esto, no le lamió ésta herida provocada, lo que ocasionaría que no se curara por su saliva sino tendría que hacerlo del modo natural, al menos como naturalmente sería en los pets crystal.

{ Tema cerrado }




Off: Por favor, inicia tema en la residencia de Reiji~ y lamento la demora.

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